El verbo escribir
es tan ambiguo
como precioso.
Y es que escribir,
puede ser tan amplio
que deja de ser preciso,
...aunque no precioso.
Hubo una vez
un lenguaje precario,
ayudado por el ineludible
afán de comunicar
y ser comunicado.
Mediante aquello
tan precisio,
y tan precario
como el escribir
antes de saber leer...
Y digo, que no escribo,
que el precepto
sustentó la escritura
sobre quien escribía.
Porque el afán
de ser entendido
superó el miedo
a ser incomprendido.
Y así, se escribió el lenguaje,
uno tras otro,
en el fárrago,
la confusión,
el desconcierto desmedido,
sobre quien interpretaba
lo que leía, como si así
hubiese sido escrito...
¡Y aquí!, ¡y ahora!,
puedo escribir que,
"Las letras las inventó el hombre para comunicarse,
y de las letras ha hecho el hombre una forma de arte".
es tan ambiguo
como precioso.
Y es que escribir,
puede ser tan amplio
que deja de ser preciso,
...aunque no precioso.
Hubo una vez
un lenguaje precario,
ayudado por el ineludible
afán de comunicar
y ser comunicado.
Mediante aquello
tan precisio,
y tan precario
como el escribir
antes de saber leer...
Y digo, que no escribo,
que el precepto
sustentó la escritura
sobre quien escribía.
Porque el afán
de ser entendido
superó el miedo
a ser incomprendido.
Y así, se escribió el lenguaje,
uno tras otro,
en el fárrago,
la confusión,
el desconcierto desmedido,
sobre quien interpretaba
lo que leía, como si así
hubiese sido escrito...
¡Y aquí!, ¡y ahora!,
puedo escribir que,
"Las letras las inventó el hombre para comunicarse,
y de las letras ha hecho el hombre una forma de arte".